TERMINA VISITA DE PAPA GUAYAQUIL DONDE LLAMÓ A AMOR FAMILIAR
GUAYAQUIL, Ecuador (AP) — El papa Francisco terminó el lunes una visita de cerca de siete horas la ciudad portuaria de Guayaquil, donde exhortó a priorizar la familia, como centro de ejemplo y práctica del amor.
El mensaje lo dio en la homilía de la misa celebrada en el gigantesco parque Samanes. Allí estuvieron cientos de miles de feligreses que aguantaron un sol canicular y altas temperaturas que obligaron a los bomberos a mojar a la multitud.
El sumo pontífice, tras la lectura de las bodas de Caná, comparó el vino con el amor y pidió el lunes a los cientos de miles de fieles que no permitan que en sus hogares falte el amor.
«¿Cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no lo hay?. ¿Cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, se escurrió de su vida?. ¿Cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados y ya sin beber del amor cotidiano?», se preguntó el pontífice.
Destacó el papel de la mujer en la familia e incluso recordó una anécdota de que en alguna ocasión le preguntaron a su propia madre que a cuál de sus cinco hijos quería más. «Y ella dijo: `como los dedos, si me pinchan este me duele lo mismo que si pinchan este», refirió el papa mientras tocaba su mano. «Una madre quiere a sus hijos como son», expresó.
«Lo más lindo, lo más bello y lo más profundo para la familia; está por venir. El mejor de los vinos está en la esperanza de cada persona que se arriesga al amor. En la familia hay que arriesgarse al amor», afirmó Francisco.
Después de la misa, Francisco estuvo en el colegio jesuita Javier, donde se encontró con un antiguo amigo, el español Francisco Cortés García más conocido como Padre Paquito, quien le entregó un ramo de flores al verlo después de 30 años. Se reunió en privado por unos 5 minutos y de inmediato almorzó con un grupo de 22 sacerdotes jesuitas de todo el país.
El sacerdote Pedro Barriga, quien almorzó con el papa, dijo a The Associated Press que «»Fue una reunión muy informal nuestro almuerzo con el papa. Muy emotivo. La comunidad jesuita del colegio Javier se sintió grandemente bendecida».
Al inicio de su paso por Guayaquil, el papa estuvo en el Santuario de la Divina Misericordia, donde oró con cientos de enfermos oncológicos, ancianos y gente muy pobre con quienes bromeó al ofrecer no cobrar por su bendición.
«Antes de irme, les doy la bendición. No les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí, ¿me lo prometen?» y la gente respondió al papa con un sonoro ¡Sí!
A su arribo a Guayaquil el papa fue recibido en el aeropuerto de esa ciudad por autoridades, entre ellas el alcalde Jaime Nebot, quien le entregó las llaves de la ciudad, una joya diseñada con un topacio, perlas oro y plata.
En Samanes, donde las autoridades estimaron la presencia de centenas de miles personas, la sensación térmica llegó a los 39 grados centígrados y los bomberos cada cierto tiempo lanzaron n agua sobre la multitud, algunos de los asistentes fueron atendidos por insolación.
Tras caminar 40 kilómetros, Vicente Huilcatoma, un policía retirado y chofer de transporte escolar de 47 años, llegó a Samanes la tarde del domingo.
«Estoy cansado, con hambre, no he dormido, pero también siento emoción y gozo en mi corazón. He llegado a la zona más cercana para ver a Francisco. Vine a pedir por la salud de mi esposa y mis hijas. Ellas no pueden estar aquí conmigo», dijo a AP mientras mostraba una camiseta con la leyenda «Con Cristo, el corazón nunca envejece».
Ecuador es el primer país de una gira que lo llevará también a Bolivia y Paraguay, tres de los países más pequeños de Sudamérica.
Guayaquil, ubicada a 270 kilómetros al suroeste de la capital y la más poblada del país con 2,5 millones de habitantes, no estaba en los planes iniciales de la visita de Francisco, quien alteró su agenda para encontrarse con los feligreses de esa ciudad.