Rusia ataca el este de Ucrania y aumenta presencia militar

KIEV, Ucrania  — Rusia atacó el martes ciudades y localidades a lo largo de un frente de cientos de kilómetros de largo y envió más soldados a Ucrania, en una batalla potencialmente crucial por el control del corazón industrial del país, formado por minas de carbón y fábricas.

Si tiene éxito, la ofensiva rusa en la región del Donbás partiría en dos a Ucrania y daría al presidente Vladímir Putin una muy necesitada victoria tras el intento fallido de las fuerzas de Moscú de tomar la capital, Kiev, y el alto número de bajas que han sufrido en casi dos meses de guerra.

Las ciudades de Járkiv y Kramatorsk fueron atacadas fuertemente, y se reportó que un hospital de Bashtanka fue blanco de artillería. Rusia también dijo que había atacado con misiles zonas alrededor de Zaporiyia y Dnipro, al oeste del Donbás.

El mayor general Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, dijo que las fuerzas de Moscú bombardearon numerosos emplazamientos militares ucranianos, incluidas concentraciones de tropas y depósitos de almacenamiento de ojivas, en varias ciudades o pueblos o en sus proximidades. Tales afirmaciones no han podido ser verificadas de forma independiente.

En lo que ambas partes describieron como una nueva fase de la guerra, el ataque ruso empezó el lunes a lo largo de un frente que recorre más de 480 kilómetros (300 millas) desde el noreste de Ucrania hasta el sureste de la nación.

El ejército ucraniano dijo que las fuerzas rusas trataron de “atravesar nuestras defensas a lo largo de casi todo el frente”.

Hace unas semanas, luego del fallido intento ruso de tomar Kiev, el Kremlin declaró que su principal objetivo era capturar la región de Donbás, donde los separatistas respaldados por Moscú han luchado contra las fuerzas ucranianas durante ocho años. Una victoria rusa en Donbás quitaría a Ucrania los activos industriales que allí se concentran, como minas, plantas metalúrgicas y fábricas de equipos pesados.

Un funcionario estadounidense de defensa de alto rango, que habló bajo condición de anonimato para discutir las evaluaciones del Pentágono sobre la guerra, dijo que los rusos habían añadido dos unidades de combate en Ucrania en las últimas 24 horas.

Eso eleva el número total de unidades en la nación a 78, todas en el sur y este de la nación, comparadas con 65 que había la semana pasada, señaló el funcionario. Eso supone entre 55.000 y 62.000 soldados, basándose en lo que el Pentágono dijo al principio de la guerra que era la fuerza típica de una unidad: de 700 a 800 soldados. Pero determinar con precisión la capacidad de combate de Rusia en esta etapa es difícil.

Un funcionario europeo, que de igual manera habló bajo condición de anonimato, dijo que Rusia también tiene de 10.000 a 20.000 combatientes extranjeros en la región de Donbás.

Son una mezcla de mercenarios del grupo privado ruso Wagner Group y combatientes de Siria y Libia, de acuerdo con el funcionario.

Aunque Ucrania describió los ataques del lunes como el inicio de la temida ofensiva en el este, algunos observadores señalaron que una intensificación de la lucha se ha estado desarrollando por algún tiempo, y cuestionaron si realmente se trataba del inicio de una nueva ofensiva.

El funcionario estadounidense dijo que la ofensiva en la región del Donbás ha empezado de una forma limitada, sobre todo en una zona al suroeste de la ciudad de Donetsk y al sur de Izyum.

Justin Crump, un excomandante de tanque británico ahora con la firma de asesoría estratégica Sibylline, dijo que los comentarios ucranianos podrían, en parte, ser un intento de persuadir a los aliados para que les envíen más armas.

“Lo que están tratando de hacer al posicionarse de esta forma, creo, es… centrar la atención y los esfuerzos de la gente diciendo: `Mira, el conflicto ha empezado en Donbás’“, señaló Crump. “Eso presiona en parte a los proveedores de la OTAN y la UE para que digan: `Muchachos, vamos a empezar a pelear. Necesitamos esto ahora’“.

Las armas europeas y estadounidenses han sido clave para impulsar la defensa de Ucrania, al ayudar al país a frenar a los rusos. El primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo el martes al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy que Holanda enviaría “material más pesado”, incluidos vehículos blindados.

Los periodistas de The Associated Press en Járkiv dijeron que por lo menos cuatro personas perdieron la vida y tres resultaron heridas en un ataque ruso en una zona residencial de la ciudad.

El ataque fue perpetrado mientras los residentes intentaban mantener un sentido de normalidad y los trabajadores municipales plantaban flores en las áreas públicas. Una explosión también sacudió Kramatorsk, causando la muerte de por lo menos una persona y heridas a tres, de acuerdo con los periodistas de la AP que se encontraban en la zona.

Relatos de testigos y reportes de las autoridades han ofrecido un detallado panorama del avance ruso.

Pero la información independiente en las partes del Donbás en poder de las fuerzas rusas y de los separatistas es muy limitada, lo que hace difícil saber lo que está ocurriendo en muchos lugares. Los expertos militares dijeron que el objetivo de Rusia es rodear a los soldados ucranianos desde el norte, sur y este. La toma de Mariúpol es crucial para la campaña en el Donbás.

Tomar la ciudad privaría a Ucrania de un puerto vital y completaría un puente terrestre entre Rusia y la península de Crimea, arrebatada a Ucrania en 2014.

También liberaría tropas rusas para que se desplacen a otros lugares de Donbás. Según las estimaciones de los rusos, unos pocos miles de soldados ucranianos seguían atrincherados en una extensa planta siderúrgica de Mariúpol, que representaba lo que se cree es el último gran foco de resistencia en la ciudad.

El martes, Rusia lanzó un nuevo ultimátum a los defensores ucranianos para que se rindieran, diciendo que los que salieran “conservarían sus vidas”, y señaló que se declararía un cese del fuego en la zona para que los combatientes pudieran abandonar la planta. Los ucranianos han ignorado anteriores ofertas de este tipo, y no hubo confirmación inmediata de un cese del fuego.

Ramzan Kadyrov, líder de Chechenia respaldado por el Kremlin cuyas fuerzas han participado en los combates en Mariúpol, dijo en una aplicación de mensajería que las fuerzas rusas erradicarían la resistencia ucraniana en cuestión de horas y tomarían el control total de la fábrica de acero el martes.

Kadyrov es conocido por sus bravuconadas y en el pasado ha predicho repetidamente la caída de la ciudad. AP

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