Infertilidad crea cuadro de angustia sufrimiento y desesperación en la pareja

Se conoce como infertilidad a la incapacidad de obtener un embarazo a término, después de 12 meses de relaciones sexuales sin protección.

Francisco Álvarez Alma, ginecólogo experto en infertilidad de los Centros de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), dice que en parejas que inician relaciones sexuales sin ningún tipo de protección, el índice de probabilidades varía de 20-25% en el curso del primer mes; 63% en los seis meses siguientes; 75% en los nueve meses; 80-90 % en el primer año y 94% en el curso de dos años.

“Considerando que salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, podríamos entonces afirmar que la infertilidad no es una enfermedad como tal. Sin embargo, el cuadro de sufrimiento, angustia y desesperación que aqueja a las parejas imposibilitadas para concebir, es una situación real”, relata el experto.

Estadísticas

Álvarez detalla que aunque las estimaciones varían, según la región geográfica, se considera que entre 8-12 % de las parejas experimentarán algún problema de fertilidad durante su vida fértil. Extrapolado a la población mundial, estas cifras representan entre 50-80 millones de personas a nivel mundial.

El especialista asevera que, a pesar de esto, la mayoría de las parejas con infertilidad sigue sin recibir tratamiento. Existen métodos eficaces, pero, solo el 56% de las parejas infértiles busca ayuda y solo el 22% recibe asistencia.

El doctor atribuye esta situación a factores claves, entre los que cita persistencia de barreras sociales y personales, escasos conocimientos sobre la fertilidad y acceso limitado al tratamiento y al reembolso por parte de las aseguradoras.

Duelo y depresión
“Es bien conocida la relación entre infertilidad, reacción de duelo y depresión. Algunos estudios apoyan el concepto del impacto de la infertilidad en el funcionamiento psicológico de las personas, demostrando que la incidencia de depresión entre las mujeres infértiles duplica la observada en la población femenina general”, advierte Álvarez.

Dice que se cree que en muchos casos, la depresión no puede ser considerada solamente una etapa en la evolución del duelo por la infertilidad, sino que constituye un trastorno en sí mismo, asociado a condiciones biológicas y psicológicas que es preciso tratar y que eventualmente estarían contribuyendo a la infertilidad.

El abordaje del tema

Sobre el abordaje de la incapacidad para concebir, el especialista agrega que partiendo de la base de que la pareja infértil forma una unidad biológica, ya no es posible hablar de infertilidad masculina o femenina.

Recordó que el médico dedicado a la práctica de la medicina reproductiva debe considerar un estudio integral, simultáneo y completo a los dos miembros que constituyen la pareja afectada.

Enfatiza que el varón es responsable aproximadamente del 40% de las causas. En principio se evalúa historia clínica, examen físico y espermograma, dependiendo de estos exámenes básicos se podrían derivar otros estudios de mayor complejidad, pero solo en casos específicos.

Como posibles diagnósticos es posible señalar disfunción sexual o eyaculatoria, causas inmunológicas, anormalidades del plasma seminal, causas iatrogénicas, sistémicas, varicocele, daño testicular adquirido, causas endocrinas y causas no demostrables.

La cara femenina

En el caso de la mujer, a grandes rasgos se evaluarán cinco factores o causas que serían: cervical, uterino, tubo peritoneal y endocrino ovárico.

En el cervical, las anormalidades de producción de moco cervical y la pobre interacción con el semen, son raramente identificadas como causa única.

El factor uterino se refiere a las anomalías anatómicas o funcionales del úter; en el endocrino ovárico la disfunción ovulatoria es identificada en aproximadamente 15% de todas las parejas infértiles y 40% de las mujeres incapacitadas para concebir; tubo peritoneal, aquí las obstrucciones totales o parciales de las trompas o las adherencias periováricas y de la pelvis menor, son de forma aislada o en combinación con otras patologías, responsables del 15-30% de las causas de infertilidad.

“Con el avance de la vida moderna y al tener las parejas que postergan sus deseos genésicos, con ello aumenta indefectiblemente la edad y con esta los trastornos ovulatorios, pudiendo llegar hasta la insuficiencia ovárica, que no es más que el cese de la función reproductiva por parte de este órgano”, especificó el doctor Álvarez Alma.

Las opciones de tratamientos

Sus tratamientos se podrían dividir en dos grandes grupos. De baja complejidad que puede ir desde un simple seguimiento folicular con relaciones programadas, hasta inducción de ovulación controlada con relaciones naturales o con inseminación artificial, si se tiene algún trastorno en la calidad seminal.

O tratamientos de alta complejidad que son aquellos que recurren a técnicas avanzadas en el laboratorio, como la fertilización in vitro (FIV) o la inyección intracitoplasmática de gametos (ICSI).

Por lo tanto, dependiendo de la complejidad en el diagnóstico, así mismo se irá subiendo en complejidad con el tratamiento. Es importante disponer del tiempo adecuado para proporcionar a las parejas la información adecuada.

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