El Presidente de la Junta Central Electoral asume presidencia de A-WEB

 Roberto Rosario Presidente de la Junta Central Electoral, asumió este miércoles la presidencia de la Asamblea General de la Asociación Mundial de Organismos Electorales (A-Web)

Durante su discurso Rosario hizo énfasis en el derecho de los ciudadanos de participar en los procesos electorales y cómo los Estados debe garantizar las condiciones para ello.

Esta asamblea  desarrolla durante tres días en Punta Cana con la participación de representantes de unos 100 países.

La presidencia de la AWEB (por sus siglas en inglés) le fue traspasa a Rosario por quien era el presiente, el señor Lee In-Bok, presidente de la Comisión Nacional Electoral de la República de Corea.

Texto integro de palabras de Roberto Rosario durante la ceremonia:

Palabras del doctor Roberto Rosario Márquez en la inauguración de la 2da. Asamblea General de la AWEB

Señoras y señores

Debemos iniciar estas palabras expresando la inmensa satisfacción que constituye para la República Dominicana y en ella a la Junta Central Electoral, por ser escogida como la sede para la celebración de este solemne evento, que sin lugar a dudas constituye una de las actividades con mayor presencia internacional que se haya realizado en nuestro país.

Disfrutar de las disertaciones que han tenido a su cargo personalidades y expertos de diferentes latitudes, nos permiten considerar, sin ninguna duda, que hemos sido testigos de una actividad donde se ha concentrado un selecto grupo de expertos en materia electoral, y representantes de organismos electorales de los cinco continentes.

Como hemos referido en el boletín oficial de esta asamblea y conferencia mundial, la entrada al nuevo mundo se produjo a través de la Isla de La Hispaniola y desde aquí se desarrollaron los proyectos colonizadores que posteriormente trajeron nuevas culturas y nuevas experiencias de vida. No obstante, a la llegada de los ocupantes de los tres navíos que partieron desde el Puerto de Palos hacia las Indias en a finales del siglo XV y que llegaron a nuestras tierras por error, los habitantes de La Hispaniola habían concebido una estructura política en la cual se dividía todo el territorio y por demás, encabezadas por líderes regionales conocidos “Caciques”.

Estos pobladores de la isla tenían sus propias creencias religiosas, se dedicaban a la caza y la pesca y desarrollaban actividades deportivas que les permitían integrarse en sociedad. Posteriormente, con la instauración y desarrollo de la empresa colonizadora, se empezaron a construir monumentos que hoy han sido reconocidos como patrimonio de la humanidad. Sin embargo, la información que más nos llama la atención es precisamente aquella relacionada con la organización política del territorio, pues desde nuestra óptica no sería dado concebir que antes de la llegada de la civilización ya tuviéramos una estructura política organizada y debidamente estructurada.

Ese hecho debe suponer la materialización de luchas por el poder mediante las cuales se establecieran aquellos con más arraigo social y cuya autoridad fuera tal que le mereciera el respeto y la permanencia.

Todo ello nos sirve de referencia para indicar que, aun cuando no éramos conocidos para las tierras orientales, existían en occidente conglomerados de personas que disfrutaban de esquemas funcionales de desarrollo local, desarrollados sobre la base de las luchas internas por la permanencia en el poder.

Y retrotrayéndonos en el tiempo, los ejercicios realizados por los griegos y los romanos, quienes nos legaron instituciones políticas que se mantienen en el tiempo y de las cuales solo podemos decir que universalmente hemos procurado mejorarlas, merecen una mención por tratarse de los cimientos o pilares en los que hoy descansa el concepto de “democracia”, entendida como el poder que descansa sobre el pueblo, quien lo ejerce por delegación. Ni siquiera el surgimiento de regímenes dictatoriales que condujeron a la humanidad a guerras que marcaron la historia, pudieron eliminar del sentir colectivo el deseo de escoger una mejor forma de gobierno.

Siendo así, los procesos electorales constituyen la herramienta universal para establecer las autoridades en las diferentes naciones del mundo, independientemente del sistema electoral que se determine emplear y cuyos efectos pudieran ser disimiles y no obstante, aceptados por cada sociedad en particular. Lo importante es determinar que en cada caso, son llevados a cabo procesos de escogencia que permiten a los ciudadanos, al menos poder participar en “procesos” donde se toma en cuenta la decisión del soberano.

Sin embargo, ninguna de estas aspiraciones o realizaciones pueden materializarse si no existe una voluntad común, a lo interno de las naciones, para estructurar dentro del ordenamiento del Estado el surgimiento de instituciones que se encarguen del sostenimiento democrático y que además, solventen sus acciones con el aval de otras instituciones similares en otras partes del globo. Por ello, la cooperación internacional juega en estos momentos un rol de trascendencia en lo que al tema electoral se refiere pues al conjugarse la cultura local con la experiencia de otros países, las naciones ven reflejado un aumento de la credibilidad de los resultados electorales y la legitimación de sus autoridades. Han desaparecido de nuestra imaginación los regímenes autoritarios que por mucho tiempo sumieron en crisis a muchas naciones, incluyendo la nuestra.

 

Publicaciones Similares