Iglesia Católica critica los secuestros en calles de Haití
EFE
Puerto Príncipe
Los obispos de Haití celebraron una misa de protesta contra los secuestros, después del rapto de doce religiosos ocurrido el pasado fin de semana, un hecho que precipitó la dimisión del primer ministro, Joseph Jouthe.
La gran celebración eucarística celebrada en la iglesia de San Pedro de Pétion-Ville, en la capital haitiana, se convirtió en una auténtica manifestación.
“Estamos cansados”, gritaban a coro los asistentes, que abarrotaron la parroquia, agitando las manos en alto, aplaudiendo o sosteniendo pancartas con imágenes de personas víctimas de la inseguridad.
El arzobispo de Cabo Haitiano, Launey Saturné, hizo un llamamiento a las autoridades para que asuman su responsabilidad en la lucha contra los secuestros, que se producen a diario en todo el país.
“En esta situación, parece que estos bandidos tienen más poder que el Estado y la Policía. El Estado permanece inactivo viendo cómo la muerte se instala sobre nosotros”, dijo el purpurado.
Manifestación
Durante la misa, tuvo lugar una protesta afuera de la iglesia, en la que la Policía utilizó gases lacrimógenos contra los manifestantes.
Los gases se sintieron dentro del templo, provocando alboroto entre los asistentes a la celebración religiosa.
Además de la misa, la Iglesia Católica realizó una jornada de paro en todos sus templos y centros educativos, que fue secundada por otros sectores de la sociedad. Innumerables empresas, iglesias, escuelas, universidades, asociaciones y organizaciones de la sociedad civil se solidarizaron con la Iglesia Católica cerrando sus puertas durante esta jornada.
Exactamente al mediodía, las campanas de todas las iglesias católicas del país hicieron sonar sus campañas para denunciar el clima de inseguridad.
La protesta se produjo por el secuestro de doce religiosos, entre ellos dos de nacionalidad francesa, ocurrido el pasado fin de semana, un hecho que ha consternado al país y que motivó en parte la renuncia presentada ayer jueves por el primer ministro.
En los últimos meses se han multiplicado los secuestros de forma alarmante, pero también las masacres, robos y violaciones, ataques perpetrados por las bandas armadas que han proliferado de forma vertiginosa en los últimos años.
Haití vive una profunda crisis política, económica y social, que se ha manifestado en el aplazamiento de elecciones, en el aumento de la inseguridad alimentaria y en la emigración de miles de personas.
Desde julio de 2018, Haití está sumido en un fuerte movimiento de protesta que exige la salida del presidente Jovenel Moise, a quien acusan de no cumplir sus promesas y de beneficiarse de la corrupción.
La oposición afirma que el mandato de Moise concluyó el pasado 7 de febrero, pero el gobernante pretende seguir en el poder un año más.
Moise impulsa la redacción de una nueva
Constitución, que espera someter a referéndum el próximo junio, y ha convocado elecciones presidenciales y legislativas para septiembre próximo.
La protesta de Unicef
Mientras tanto, los niños y mujeres se han convertido en “objetivo” de las pandillas en Haití y cada vez más se ven involucrados en incidentes violentos que incluyen asesinatos, lesiones, violaciones y secuestros, denunció este ayer jueves Unicef.
Datos de las Naciones Unidas indican que entre septiembre de 2020 y febrero de 2021 el número de niños y mujeres víctimas de ataques armados presuntamente atribuidos a bandas criminales ha aumentado significativamente en Haití, pasando de 45 a 73 incidentes, incluidos asesinatos, lesiones, violaciones y secuestros.
“Los niños, las niñas y las mujeres en Haití ya no son simplemente víctimas de bandas criminales, se están convirtiendo cada vez más en sus objetivos”, advirtió la directora regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para América Latina y el Caribe, Jean Gough.
Hace apenas unos días, expuso la agencia de ONU, hombres armados irrumpieron en un orfanato y violaron a dos niñas, de 13 y 14 años, y a una mujer de 27 años en la capital haitiana de Puerto Príncipe.
Trauma infantil
Este incidente dejó traumatizados a 36 niños, dijo Unicef que, junto con la autoridad haitiana de protección infantil IBESR y varias ONG asociadas, proporcionó atención médica y psicosocial inmediata a las víctimas y a los demás menores del orfanato.
“Unicef condena enérgicamente este despreciable acto violento, exige que los perpetradores comparezcan ante la Justicia y exhorta a las autoridades haitianas a redoblar sus esfuerzos para establecer opciones alternativas de atención familiar en lugar de orfanatos”, declaró el ente de la ONU.
También instó “a todos los actores a que se abstengan de atacar a los niños, niñas, adolescentes y las mujeres”, y pidió “al nuevo Gobierno haitiano que tome medidas para frenar la violencia de las pandillas contra los niños y niñas”.