CURSO DE PERIODISMO DE EEUU EN CUBA IRRITA A GOBIERNO

CUBA-PERIODISMO ILEGAL

LA HABANA (AP) — Unos 30 cubanos se sientan en una sala de conferencias durante varias horas cada semana y aprenden el ABC del periodismo: cómo crear una noticia, escribir un titular y verificar fuentes.

Sin embargo, para su gobierno, son parte de una actividad criminal.

No es sólo que estudien periodismo en un país en donde los medios de comunicación están controlados por el gobierno, sino cómo y en dónde lo hacen: adentro de la Sección de Intereses de los Estados Unidos, el resguardado puesto de un gobierno que ha pasado décadas intentando debilitar al gobierno comunista de Cuba.

Los cubanos toman cursos de periodismo independiente, dirigidos por profesores de Estados Unidos mediante un enlace de video, y saben perfectamente que se arriesgan a ser perseguidos e incluso arrestados.

«Estos cursos son una muy buena oportunidad para nosotros, para quienes no tienen recursos, para quienes no tienen trabajo, y no creo que haya algo de malo en eso», dijo Eleyn Ponjuán, una joven de 19 años que actualmente asiste a las sesiones semanales.

El programa de periodismo, que se enseña gratis junto con otros más populares pero menos controversiales, como clases en inglés e informática, ha sido de nuevo criticado en Cuba en medio de las negociaciones para reanudar relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana por primera vez en más de 50 años.

Funcionarios de Cuba y Estados Unidos dicen que están cerca de poder reabrir embajadas. Las negociaciones son cerradas, pero el presidente Raúl Castro señaló los cursos educativos cuando le preguntaron el 12 de mayo sobre los obstáculos que aún existen para mejorar las relaciones.

«Lo que más me preocupa es que continúen haciendo las cosas ilegales que hacen ahora», dijo Castro a la prensa sobre las actividades de la Sección de Intereses de los Estados Unidos. «Por ejemplo, graduar periodistas independientes».

Los cubanos ven los cursos como una extensión de los esfuerzos de Estados Unidos para debilitar el gobierno de la isla, algo que en el pasado se hizo a través de programas diseñados para fortalecer a la sociedad civil independiente.

Funcionarios del Departamento de Estado no discutieron a detalle el programa de periodismo, debido a que no querían entorpecer las pláticas delicadas que comenzaron con el anuncio histórico de una distensión por parte de Castro y el presidente Barack Obama el 17 de diciembre, pero lo defendió con una corta declaración a The Associated Press.

«Estados Unidos continuamente trabaja para promover la libertad de expresión en el mundo a través de encuentros bilaterales, un programa de diplomacia pública y diplomacia multilateral», dijo el Departamento de Estado. «Esto incluye apoyo a periodistas independientes de diversas partes del mundo, sobre todo en países cerrados en donde no hay libertad de prensa o los periodistas independientes están bajo amenaza».

Cuba consagra en su Constitución el control sobre las organizaciones noticiosas del país, y utiliza a los principales periódicos y emisoras para difundir el discurso oficial del Partido Comunista. Se toleran unos pocos blogs independientes y medios noticiosos en línea, aunque algunos, como el conocido sitio web de la disidente Yoani Sánchez «14ymedio», están bloqueados en la isla.

Internet es en general irrelevante, ya que las conexiones caseras están muy restringidas y acceder a través de los centros de gobierno sigue siendo prohibitivamente caro, pues la hora de conexión más barata cuesta aproximadamente el 10% del salario mensual promedio de 20 dólares. Sin embargo, la gente que practica el periodismo independiente está siendo catalogada de «contrarrevolucionarios», una imputación que Ponjuán refuta.

«No me considero contrarrevolucionaria, al contrario», dijo en su estrecha casa situada en una sección pobre de La Habana, en donde también dirige una biblioteca comunitaria desde su sala. «Sólo quiero un cambio para mejorar al país».

Hildebrando Chaviano, un antiguo abogado del gobierno ahora disidente, dijo que los cursos para principiantes e intermedios de periodismo que tomó en la Sección de Intereses le ayudaron a mejorar su habilidad de escribir historias que aparecen en el sitio de noticias en línea Diario de Cuba y en otros lugares. «No intentamos destruir al país, nuestro interés es que funcione mejor», dice. «Para hacerlo, tienes que criticarlo. El gobierno es alérgico a la crítica».

Cuba se ha quejado en el pasado de los cursos. En 2013, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba entregó una nota diplomática de protesta, que fue seguida por un despacho en el diario oficial Granma, dijo John Caulfield, un diplomático retirado que estuvo a cargo de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en 2011-2014. Dijo que hay reportes de estudiantes violentados, detenidos y de equipo que ha sido robado por agentes de seguridad.

Aun así, nunca ha habido problema para llenar las clases. «Obviamente, algunos estudiantes son informantes del gobierno y no nos importa», dijo Caulfield. «Tal vez aprendan algo».

Las clases se enfocan en los básicos del periodismo y se mantienen al margen de la política, según el exdiplomático. «Es un programa muy abierto y transparente», dijo. «Lo que hacemos no es impulsado por ideología excepto por el hecho, supongo, de que parte de nuestra ideología es que la gente debe tener el derecho a la libre expresión».

Estudiantes que han tomado los cursos, que son impartidos por profesores del International Media Center de la Universidad Internacional de Florida (FIU), están de acuerdo en que no hay un intento obvio de politizar el material. «Si la conversación incluso se acercaba a la política, el profesor decía `Alto, alto, alto'», dijo Chaviano.

Pero como menos, los cursos reflejan una ruptura con la política oficial de que las noticias deben ser un órgano del Estado. «Quieren contar una historia que no pueden hacer llegar a las masas, sienten que es su derecho y no serán intimidados», dijo Mercedes Vigon, directora asociada del International Media Center de la FIU.

Por lo menos en el caso de Ponjuán. Dice que no le interesa una formación oficial cubana en periodismo ni un trabajo en un medio establecido de la isla, ni aunque pudiera tener cualquiera de los dos. «Quiero ser periodista, pero quiero ser una periodista que nadie censure».

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