Piano Ucraniano inicia la Temporada Sinfónica

Santo Domingo

En un país como República Dominicana, lleno de musicalidad y representado por dos ritmos tropicales como el merengue y la bachata, además del bombardeo de los urbanos, aun resulta para algunos difícil entender el misterio que tiene la música clásica.

Sin embargo, es importante notar los cambios que se van dando en esta área de la música, que por mucho tiempo estuvo reservada a personas maduras, o por lo menos, eso lo entendían algunos.

“La música clásica es para viejos”, podía escucharse en conversaciones de jóvenes que influenciados por los ritmos del momento (música urbana), jamás pensaron en mirar hacia ese otro mundo donde los sonidos cobran una especial atención: la clásica.

A propósito de la gala de apertura de la Temporada Sinfónica 2018 que se realizó la noche del pasado miércoles en la sala principal del Teatro Nacional, es oportuno anotar que las cosas van cambiando.Y se sienten en muchas direcciones, siendo la primera, la transformación de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el maestro José Antonio Molina, que acompañó al joven músico ucraniano Vadym Kholodenko en la ejecución del piano en la obra  de Piotr I. Tchaikovsky, Romeo y Julieta, Obertura Fantasía.

Cuántos rostros de músicos jóvenes, egresados o en término, del Conservatorio Nacional de Música, haciendo pareja perfectamente con sus maestros, ya veteranos, en el instrumento que ejecutan.

En escena había una combinación perfecta: veteranía y energía en un mismo lugar y con la intención de que la noche del miércoles fuera más que especial.

Los cambios también se sintieron en el público, lleno de rostros jóvenes, deseosos de escuchar este piano que suena a gloria, ejecutado tan majestuosamente por Vadym Kholodenko, quien ya había estado en otras oportunidades en este mismo escenario. Su participación, interpretando el concierto No. 1 en Si bemol menor, Op. 23 para piano y orquesta de Peter I. Tchaikovsky, bajo la batuta del maestro José Antonio Molina, fue impecable, por algo ya cobra fama como uno de los reputados solistas de este tiempo más dinámico y técnicamente dotado, además de las críticas muy favorables que ha logrado llevarse de instituciones musicales muy reputadas del mundo.

Su entrada y salida deja con ese deseo de seguir escuchándolo y viéndolo, sí, porque al verlo también su cara y su cuerpo dicen algo que luego traducía en sonido. Fue bueno  ver los rostros de los jovencitos sentados en la sala y dispuestos a pasarla bien, pero no al ritmo del reguetón, sino al compás de violines, viola, contrabajos, flautas, trompetas, trombones, clarinetes, violoncellos, en fin, todos los instrumentos que completan la Orquesta Sinfónica Nacional, que también se llevó aplausos de pie por sus interpretaciones, dirigida magistralmente por Molina.

Fue una noche especial gracias a la empresa Claro, al Ministerio de Cultura y al Teatro Nacional, representados estas últimas entidades por el ministro Eduardo Selman, presente en el lugar junto a Niní Cáffaro (director del TN).

El programa musical incluyó el concierto número 1 en si bemol menor para piano y orquesta, Op.23, la Sinfonía número 6 en si menor, y Op.74, Patética.

(( Agenda  
La Temporada de Conciertos 2018, que comenzó el pasado miércoles, concluirá el 31 de octubre en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional. La temporada está dedicada a un excelso intérprete del violín, Pavle Vujcic, quien desde el cielo ha de estar orgulloso de esta gala de apertura ofrecida por Vadym, acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional, a la que dedicó muchos años de su vida. El segundo concierto está pautado para el miércoles 5 de septiembre, bajo la dirección del maestro Santy Rodríguez, y Omar Velázquez, como violinista solista.

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