Acusan a EAU de violar el embargo y enviar “combustible ilegal” a Hafter
TRÍPOLI.- El presidente de la Compañía Nacional libia de Petróleo (NOC), Mustafa Sanalá, acusó este lunes a Emiratos Árabes Unidos (EAU) de violar el embargo que pesa sobre el país al enviar varias toneladas de combustible al puerto de Bengasi, segunda ciudad del país y sede de las fuerzas bajo el mando del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte de Libia.
En un comunicado difundido a los medios, el responsable -que responde ante el Gobierno de Acuerdo Nacional impuesto por la ONU en Trípoli (GNA)- sugirió que la única explicación a este quebrantamiento de la ley internacional es que el combustible se utilice para la guerra ya que la NOC siempre ha garantizado el suministro para actividades civiles en todo el país, incluida la región del este.
El envío de combustible para la aviación al puerto de Benghazi “supone una violación del embargo de armas de la ONU relacionado con Libia, una violación de la exclusividad otorgada internacionalmente a la NOC en relación con las importaciones de combustible, una infracción del protocolo de cuarentena de buques y es contrario al derecho internacional”, afirmó.
“El cargamento llegó desde EAU a Benghazi en un buque llamado Gulf Petroleum 4 y permaneció en el puerto de Benghazi durante varios días”, explica la nota antes de denunciar la incoherencia que supone la acción del Emirato respecto a la declaración firmada en 2019, cuando designó a la NOC como actor neutral en Libia.
“A pesar de las dificultades extremas causadas por los bloqueos ilegales en las instalaciones petroleras de Libia, la NOC ha sido capaz de suministrar combustible suficiente a todas las partes de Libia, incluidas las regiones orientales, y para satisfacer todas las necesidades civiles, incluida la aviación civil. La única razón por la que puedo pensar que se ha realizado esta importación de combustible adicional de manera ilegal y clandestina es que está destinada a otros fines “, subrayó.
Sanalá advirtió que ha informado tanto a Naciones Unidas como al propio Ejecutivo en la capital como a otras naciones implicadas en el conflicto armado libio, de esta venta “que viola claramente la leyes nacionales libias e internacionales” para que tomen nota y tomen las medidas necesarias.
La guerra civil que ensangrenta Libia desde el fallido proceso de paz impuesto por la ONU en 2015 se intensificó el pasado 4 de abril, fecha en la que Hafter ordenó levantar un cerco a la capital con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visita oficial en la ciudad, en un claro mensaje a la comunidad internacional.
Desde entonces, han muerto alrededor de 1.500 personas -más de 300 civiles-, 15.000 han resultado heridos y más de 130.000 ciudadanos se han visto obligados a abandonar sus hogares y convertirse en desplazados internos.
El mariscal Hafter cuenta con el respaldo de Rusia, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, mientras que Francia y EEUU le apoyan políticamente.
El Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia, no electo pero reconocido por la comunidad internacional, está apoyado política y financieramente por la UE, la ONU, Italia y Catar, y recibe apoyo militar de Turquía.
El principal escollo para la victoria definitiva del mariscal es la ciudad-estado de Misrata, primer puerto comercial de Libia, que considera a Hafter un criminal de guerra y tiene una estrecha relación comercial, militar e incluso histórica con Turquía desde tiempos del imperio Otomano.
