Entre el rechazo y la reinserción, la FARC se lanza a sus primeras elecciones

Bogotá, (EFE).- Las elecciones legislativas del 11 de marzo marcan un hito en Colombia- por primera vez en medio siglo no hay temor a un ataque de la antigua guerrilla de las FARC que, transformada en partido político, se estrena en unos comicios en medio de un gran rechazo social.

Su llegada a la política, que supone la reinserción en la vida legal, ha generado un gran ruido en una sociedad que ya se dividió a la hora de apoyar el acuerdo de paz y que se ha mostrado con contundencia en contra de su campaña.

En buena medida, ese rechazo se debe a que no han respondido por su sangriento pasado ante ningún tribunal y han saltado a la política sin explicar sus crímenes ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), un mecanismo incluido en las negociaciones de paz y que incluye penas de hasta ocho años de reclusión.

Tampoco han comenzado a funcionar otras entidades acordadas en los diálogos de paz de La Habana, como la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, uno de los puntos más delicados del conflicto. A ello se suman las declaraciones públicas de muchos de sus miembros que, tras pedir perdón a sus víctimas de manera general, han eludido dar explicaciones acerca de otros crímenes como los del secuestro y la violencia sexual.

En sus declaraciones públicas, suelen apelar a la JEP y a la Comisión de la Verdad, dos entidades que todavía no se sabe cuándo comenzarán a funcionar y en las que se han comprometido a contar toda la verdad. De ese modo y con una situación jurídica sin definir ya han hecho suya la máxima de cambiar las botas por los votos y recorren Colombia tratando de recabar apoyos. Andrés Camacho, candidato por el partido FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) a la Cámara de Representantes, dijo a Efe que acuden a los comicios con el objetivo de aumentar “la base social y el respaldo a la organización”.

Camacho es uno de los pocos candidatos que no surgieron de las filas de combatientes sino del movimiento político Marcha Patriótica, el único de la izquierda colombiana que se ha aproximado a la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En su opinión, el rechazo social expresado contra sus mítines y que han derivado en la suspensión de la campaña política “obedece a que durante los años de guerra hubo un aparato comunicativo que construyó una imagen de las FARC” muy negativa.

Ese discurso, que han repetido en varias ocasiones los líderes del partido FARC, se enfrenta a la realidad de las encuestas en las que se observa un rechazo que ronda el 80 %. Su líder durante los últimos años de conflicto y hoy candidato presidencial, Rodrigo Londoño, conocido como “Timochenko”, tiene una intención de voto que no supera el 1 %. Por eso, Camacho considera que ahora la FARC empieza una travesía del desierto para “cambiar la imagen pública” a largo plazo. A ello han dedicado “todo el despliegue comunicativo” de una campaña en la que quieren “transformar la imagen de la organización para garantizar el apoyo necesario al partido”, afirma.

Sin importar el resultado electoral y en virtud del acuerdo, la FARC contará con diez escaños en el Congreso, cinco en la Cámara de Representantes y cinco en el Senado. Su vocero en la Cámara Alta será Iván Márquez, piloto de la antigua guerrilla en los diálogos de paz y un hombre que ya ha mostrado su perfil más político y que, con toda probabilidad, tendrá enfrente al expresidente y senador Álvaro Uribe, su más enconado opositor.

“Esperamos que sea un Congreso de propuestas legislativas, de grandes debates para que las cosas no se queden en insultos ni en debates personales”, sostuvo. Como objetivo a corto plazo se marca que el partido FARC obtenga seis asientos en la Cámara y seis en el Senado, uno más en cada caso de los asignados.EFE

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